La sociología política del sistema representativo

El texto continuación es un extracto del libro "La concepción de la democracia y la representación política, sobre los déficits del sistema de “pesos y contrapesos”,  que explica la problemática de las minorías y el poder judicial (en color las partes claves). 

[…] Para muchos de los que pensaron al sistema representativo en paralelo con la composición social de comunidad, la rama judicial venía a cumplir una tarea clave: la de garantizar la protección de los derechos minoritarios (o, más bien, como veremos, los derechos de una cierta minoría social). Una condición fundamental para el  cumplimiento de ese ideal se vinculaba  con la composición misma de los órganos judiciales. El Poder Judicial –se asumía- estaría en buena medida compuesto por representantes  de una (peculiar) minoría  social (¿quiénes sino los representantes de una pequeñísima minoría podrían acceder a un cargo que requería de largos estudios universitarios, además del éxito en una elección en la que, normalmente, el pueblo no intervenía?). Este solo hecho hacía posible pensar en la concreción del objetivo enunciado: se entendía que, finalmente, y dada su composición, el Poder Judicial se constituiría en una sólida barrera protectiva de los derechos minoritarios. Resultaba claro, si los jueces –en su enorme mayoría- formaban parte  de la minoría social (en este caso, la minoría de los “rich and well born” de la que hablaban los  constituyentes norteamericanos), luego, era dable esperar que los intereses de la minoría (de los “rich and well born”) resultasen protegidas a partir de las decisiones judiciales. Esta ecuación, absolutamente evidente para muchos de los que primero reflexionaron sobre la organización y objetivos del Poder  Judicial, resulta, a nuestros ojos, ininteligible. Hoy sabemos que, aunque los jueces siguen siendo reclutados, en su mayoría, de las clases más acomodadas de la sociedad, hay una multitud de otros jueces que surgen, también, de sectores de menores recursos. Del mismo modo, cuando hablamos de “minorías,” hoy no hablamos (como Hamilton o Madison solían hacerlo) de un único grupo social (el grupo económicamente más favorecido de la sociedad). Más bien, utilizamos la idea de “minorías” para abarcar a grupos absolutamente disímiles y además (en general), socialmente poco favorecidos (los inmigrantes, las minorías religiosas, los homosexuales). El resultado de este cambio de perspectivas es muy curioso: hoy son muchos, todavía, los juristas que siguen viendo al Poder Judicial como el  poder protector de los derechos minoritarios. Esta certeza –que pudo tener, en algún momento, visos de realidad- resulta hoy incomprensible. Mantenemos, así, una esperanza por completo infundada, no porque no pueda haber jueces dedicados a la protección de los más desaventajados, sino porque hoy no existe la apoyatura social que le daba alguna verosimilitud a dicho ideal. El sistema institucional es obviamente incapaz de garantizar la protección  judicial del sector minoritario que, en un momento, aparentemente aseguraba. Restaurar dicho ideal requeriría de una profunda modificación de la estructura judicial. En efecto si, tal como pensaban Madison o Hamilton, una condición necesaria  para proteger judicialmente a un grupo es la de integrar al Poder Judicial con miembros del grupo afectado, luego, para garantizar efectivamente la protección de las minorías deberíamos pensar, hoy, en la integración de una enorme diversidad minorías en la estructura del Poder Judicial. Este reclamo, aparentemente muy extraño es, de hecho, sostenido cotidianamente por muchos de nosotros cuando pedimos, por ejemplo, que en la Corte Suprema se designe por lo menos a alguna mujer, y/o a algunos miembros provenientes de los principales grupos raciales de la sociedad (por ejemplo, un Juez de la comunidad negra). Por supuesto,  propuestas como éstas  se encuentran  sujetas a una  infinidad de objeciones, pero lo cierto es que nuestra ignorancia de tales reclamos nos enfrenta a situaciones tanto o más gravosas que las anteriores.
 Conforme a lo examinado hasta aquí, podríamos decir que nuestro sistema institucional nació con  la promesa de representar a “toda” la comunidad, y la promesa adicional de asegurar una protección especial para los grupos más débiles. Sin embargo, hoy por hoy, se muestra incapaz de dar una respuesta  satisfactoria a cualquiera de tales compromisos. […]



De minorías, miserias y confusiones.

Siempre en política se deja escuchar aquel principio democrático "la mayoría decide", dejando claro el destino de las minorías, de aquellos que piensan distinto. Deben plegarse y así preservar la sana convivencia. Sin embargo, existe una gran variedad de mecanismos que les permite - a esa minoría- defender y trabajar por sus convicciones, pues si algo todos tenemos es poder de decisión y acción.

Pero siguen siendo minorías, lo cual puede ser sinónimo de ignorado, de irrespetado,  gozan de cierta transparencia social que los mantiene tras el espejo. 
   El juego entre mayoría y minoría se traspola a todos los ámbitos de la vida, por aquello de que alguien debe señalar el camino. Y quién lo puede hacer mejor que la mayoría? Sector compuesto por un grupo numeroso de personas, las cuales  comparten "normas y principios" que garantizan prácticas sociales si no homogéneas,  bastante similares. ¿Todos conformes?
  Las complicaciones aparecen en el momento en que las minorías muestran señales de asfixia, pues las normas de los que son más, no les permiten generar su propio orden de vida, mejor dicho, es más fácil atropellar al que se muestra y vive diferente e imponerle fórmulas para llevar una vida "socialmente aceptable", que sentarse y establecer normas de tolerancia.
   Esta forma de vivir nos ha llevado a ver las más diversas injusticias, y es que al parecer es muy difícil generar un sistema de convivencia basada en el respeto por la diferencia y el aprovechamiento de la misma. Si es distinto es enemigo, es malo. Si no piensa como yo está equivocado y debo tratar de convencerlo para que piense, vista, coma, hable y ame como yo.
  Hay muchos grupos minoritarios, todos con la misma necesidad de ser reconocidos y respetados, pero en este ejercicio de escritura solo me referiré a las minorías sexuales. 
   Sector históricamente maltratado, humillado, invisibilizado , solo por tener preferencias sexuales distintas o contrarias a la inclinación socio-sexual propuesta por la mayoría, quienes gozan del apoyo desde los religiosos en sus diferentes iglesias hasta aquel que para ofender le dice a cualquiera "marica" o "marimacho" (solo por mencionar estos y no la larga lista de denominaciones absurdas que son usadas por muchos). Sí, esos términos despectivos e hirientes son usados como insulto, partiendo de que es una afrenta a la "moral" que un hombre guste de otro y que una mujer se enamore de una de su mismo género. Porque ser heterosexual es lo socialmente correcto, pues "hombre y mujer fueron creados para reproducirse y complementarse", porque tener relaciones sexuales sólo por placer es pecado, como si el amor tuviese formulas a seguir y la sencilla condición de ser heterosexual te hiciera automáticamente feliz. Para vivir el amor y ser feliz son muchos los senderos que se pueden recorrer.
   No se miden las capacidades intelectuales, profesionales o sociales por la preferencia sexual. Eso sería  creer que los heterosexuales tienen mayor capacidad para desarrollarse que los homosexuales o bisexuales. Aún podemos ver maltratos en universidades, oficinas y en cualquier lugar público por ser homosexual. Quién no ha escuchado "canta lindo pero es gay" "es buena gente pero es raro"?  

Aunque creo que hay otras preguntas más difíciles de abordar, ¿cuántos heterosexuales hay por convicción y no por imposición social? ¿cuántos hombres y mujeres cuestionan su sexualidad sinceramente? ¿hombres y mujeres piensan en su sexualidad conscientemente?
   Tuve el placer de convivir con heterosexuales y homosexuales hombres y mujeres. La razones por las que puedo quererlos u odiarlos no tienen que ver con quién se acuesten en sus camas, ya que detestaría ser evaluada y etiquetada solo por ser homosexual o heterosexual. Son otros los aspectos que tomo en cuenta: lealtad, sinceridad, afecto, inteligencia, sensibilidad. Eso no  se consigue exclusivamente en heterosexuales, la bondad y maldad son inherentes al ser humano sin detenerse en la sexualidad. 

   Muchos actúan desde la ignorancia y el temor que, como en muchos casos, van de la mano. Pretendemos vivir en un mundo homogéneo donde no haya necesidad de ejercitar la capacidad de respeto y tolerancia, donde  la infidelidad  y la extensa cadena de maltratos entre parejas heterosexuales es vista como algo más o menos normal, socialmente tolerable.
  Bien por aquellos y aquellas que se ven al espejo y saben quienes son y lo que valen, sin pensar si les gusta alguno o alguna de su mismo sexo. Valemos por quienes somos y no por quien nos satisface en la cama. 
  Los invito a que nos veamos, a respetar, a querer sin pensar en la sexualidad de nuestros amigos o familiares . Que heterosexuales y homosexuales queremos y luchamos por lo mismo:

Respeto, cariño, comprensión, amor... 

   La diversidad sexual tiene un largo camino de discusión por delante, debemos hacerlo con eficiencia y con la firme convicción de mejorar las experiencias de vida de todos los involucrados.

A vivir en respeto y diversidad!

Capitulo tres: Poderes del poder judicial.

Miembro de la ONU llegó a Neuquén: Pueblos Originarios,

El relator del organismo internacional, James Anaya mantuvo hoy (29/11/11) reuniones con funcionarios provinciales y representantes de comunidades mapuches de Neuquén.
Anaya ocupa el cargo de relator enla ONUy su visita a Argentina está relacionada con la problemática de los pueblos originarios. El objetivo de la visita es realizar una investigación sobre la situación de las comunidades que será elevada al Consejo de Derechos Humanos dela Organizaciónde las Naciones Unidas.
Al arribar a la provincia, el miembro del organismo se reunió con el Secretario de Derechos Humanos, Gabriel Gastaminza para conocer las políticas públicas que aplica el ejecutivo respecto a las comunidades.
Luego se trasladó a la Ruka de la Confederación Mapuche donde almorzó con sus integrantes quienes presentaron un informe con las denuncias que hace años vienen realizando respecto a la ocupación y contaminación de las tierras en diferentes puntos de Neuquén.